miércoles, 23 de enero de 2013

Juan José Castelli


Juan José Castelli (1764-1812) - El Orador de la Revolución

Estudió teología y filosofía en la Universidad de Córdoba. Se recibió de abogado en la Universidad de Charcas. 

Secretario interino del Consulado de Comercio de Bs As (1796), Regidor tercero del Cabildo de Bs As (1800) Participó en la creación de la "Sociedad Patriótica, Literaria y Económica" (1801) Colaboró con el primer periódico porteño “Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiógrafo del Río de la Plata” (allí se mencionó por primera vez el concepto de “patria” y "argentinos"). 

Participó en la creación de la primera sociedad secreta criolla independentista, conocida como "partido de la independencia", integrado entre otros por Hipólito Vieytes y Nicolás Rodríguez Peña. 

A pesar de gozar de un ventajoso nivel social y económico, influido por los ideales liberales de la revolución francesa, arriesgó por ellos su vida y cómoda posición. 

En Mayo de 1810 gestionó personalmente -junto a Martín Rodríguez- la realización del Cabildo Abierto; consultado por Cisneros por su seguridad personal y la de su familia, Castelli respondió: "Señor, la persona de Vuestra Excelencia y su familia están entre americanos, y esto debe tranquilizarlo".

Fue el encargado de defender la posición patriota en las sesiones del 22 de Mayo, por lo que se lo reconoce como “el orador de la Revolución”. Allí consagró la idea de la llamada doctrina de la retroversión de la soberanía de los pueblos. La memoria de testigos y protagonistas lo mencionan negociando con los hombres del Cabildo, en casa de los Rodríguez Peña planificando los pasos a seguir por los criollos, en los cuarteles arengando a las milicias, visitando el Fuerte para presionar a Cisneros. 

El propio Cisneros, al describir los acontecimientos de Mayo al Consejo de Regencia, llamó a Castelli "el principal interesado en la novedad"

Integró -como Vocal- la Primera Junta de Gobierno, y fue encomendado por la misma de la represión de la contrarrevolución de Córdoba, con la misión de fusilar a sus líderes, incluido Liniers. Luego fue enviado al Alto Perú. Allí proclamó el fin de la servidumbre indígena, otorgó a los nativos calidad de vecinos y derechos políticos iguales a los de los criollos, abolió la mita (sistema de explotación aplicado a los naturales), y repartió tierras expropiadas entre los antiguos trabajadores de los obrajes.

El decreto fue publicado en castellano, guaraní, quechua y aimará; y también se abrieron varias escuelas bilingües. Festejó el 25 de mayo de 1811 en Tiahuanaco con caciques indios, donde rindió homenaje a los antiguos incas, incitando a los pobladores a revelarse en contra de los españoles. 

Una tregua no respetada por los realistas derivó en la derrota de las fuerzas criollas en Huaqui el 20 de junio de 1811. 

A su arribo a Buenos Aires el Triunvirato lo procesó y encarceló. La justicia no había llegado a expedirse, cuando fallece por un cáncer en la lengua -la cual debió anteriormente serle extirpada- el 12 de octubre de 1812. Decepcionado por el cauce que tomaba el proceso al que dedicó su vida, sus últimas palabras -escritas- fueron: "si ves al futuro, dile que no venga". 

"Apasionados al extremo, leales hasta el sacrificio con el amigo o el correligionario, e implacables en su oposición al enemigo; decisión firme, santa, al servicio de una causa imponderable y noble; valor moral, conciencia de la responsabilidad; energía, tenacidad e indeclinable resolución en el servicio: Juan José Castelli y Mariano Moreno.". 
J.César Cháves

“Esbirro del sistema robesperriano de la revolución francesa” 
Dean Funes

"Castelli no era feroz ni cruel. Castelli obraba así porque así estábamos comprometidos a obrar todos. Cualquier otro, debiéndole a la patria lo que nos habíamos comprometido a darle, habría obrado como él... Repróchennos ustedes que no han pasado por las mismas necesidades... Que fuimos crueles. ¡Vaya con el cargo! Mientras tanto, ahí tienen ustedes una patria que no está ya en el compromiso de serlo. La salvamos como creímos que había que salvarla... nosotros no vimos ni creímos que con otros medios fuéramos capaces de hacer lo que hicimos. Arrójennos la culpa a la cara y gocen los resultados... nosotros seremos los verdugos, sean ustedes los hombres libres." Bernardo de Monteagudo 

"Castelli sabe, ahora, que habló por los que no lo escucharon, y por los otros, que no conoció, y que murieron por haberlo escuchado. Castelli sabe, ahora, que el poder no se deshace con un desplante de orillero. Y que los sueños que omiten la sangre son de inasible belleza". 
Andres Rivera, "La revolución es un sueño eterno" 

Recuerdan al prócer tres localidades -en Chaco, Buenos Aires y La Rioja-, y varias calles y plazas en diversas ciudades y pueblos de Argentina.



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